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  • Lot n° 128 ALONSO DEL ARCO Madrid (1635 / 1704) "Inmaculada Concepción", 1687 Óleo sobre lienzo. Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.   Bibliografía de referencia: - Galindo, N., “Alonso del Arco”, Archivo Español de Arte y Arqueología, n.º 45, 1972, pp. 347-386. - Valdivieso, E. “Tres nuevas obras de Alonso del Arco”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 1972, n.º 38, pp. 534-538.   Discípulo y colaborador de Antonio de Pereda, Alonso del Arco fue uno de los pintores más importantes de la escuela madrileña del siglo XVII y también de los más prolíficos. Uno de los temas con los que obtuvo una mayor fortuna fue el de la Inmaculada Concepción, del que realizó diferentes versiones para clausuras y templos. El esplendido lienzo que aquí se muestra, firmado por el pintor y fechado en el año 1687, se relaciona en su composición con el del convento de agustinas de Medina del Campo y el conservado en una colección particular de Valladolid.   Todos ellos presentan la Inmaculada Concepción fusionando los símbolos de la «Tota Pulchra» con los de la visión de san Juan en Patmos referida al Apocalipsis, aludiendo a la pureza de la Virgen y su triunfo sobre el mal. María posee unas hermosas facciones y viste la túnica blanca y el manto azul, característicos de la Purísima. Aparece envuelta en una gran circunferencia de luz radiante representando al sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas sobre su cabeza, según la visión apocalíptica. El cortejo celestial que la acompaña porta en sus manos algunos símbolos extraídos del Cantar de los Cantares como el espejo, la rama de olivo, el lirio y las rosas.   Al igual que en el resto de sus Inmaculadas, está dotada de un gran dinamismo por el sentido ascensional y triunfal que presenta la figura principal, con su manto agitado por el viento y los ángeles que revolotean a su alrededor con sus complicadas posiciones y atrevidos escorzos. No obstante, esta pintura se diferencia de las referidas no sólo por presentar la calidad de sus originales autógrafos, sino también porque en las versiones conocidas el pecado aparece representado en el ángulo inferior izquierdo mediante la imagen de un dragón que es amenazado por el ángel, mientras que esta pintura presenta la originalidad de presentarse con el aspecto de un demonio horripilante.   Medidas: 210 x 148 cm.
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